Un año fotografiando la lluvia

Este mes mi novela cumple su primer aniversario. No es hoy la fecha exacta, el día 10 de junio de 2013 comenzó la preventa y siete días después (el 17) empezó a ser distribuida a las librerías. Yo tardé un poquito más en verla en las tiendas porque tenían que enviarlo a Mallorca, y no sé realmente por qué pero llegó dos semanas después, cuando ya estaba que me subía por las paredes.

No sé muy bien cómo podría resumir este año, ha habido una mezcla de emociones y circunstancias que lo han hecho muy especial, con sus momentos malos (pocos, por fortuna) y sobre todo los buenos. He estado releyendo notas que dejé escritas en un cuaderno que me regalaron a modo de “diario de la publicación”, es muy bonito recordar cómo ha sido el proceso, lo que pensaba, lo que sentía, lo que iba sucediendo (la primera vez que hablé con mi editora, la elección de la portada, las primeras galeradas…). Es uno de los mejores regalos que me  han hecho, no por el cuaderno en sí (que está muy currado) sino por la idea. Una de las partes más especiales es aquella en la que cuento que acabo de recibir los primeros ejemplares; es gracioso comprobar lo difícil que me resulta explicar mis propias emociones sobre circunstancias tan personales, no encontrar las palabras apropiadas para exponer lo que se me pasa por la cabeza, y sólo poder resumirlo en “¡qué bonitos son!, ¡qué bien huelen! No puedo explicar bien con palabras lo que he sentido al coger uno de mis libros, al ver que era mi texto, ver que era mío, mi obra, mis personajes, mi novela…”.

Además de las propias emociones, me resulta también inolvidable la reacción de la gente ante la novela, no sólo de personas allegadas sino también de las desconocidas. Pensar que hay gente que sin conocerme, o sólo conociéndome por las redes sociales, decidió apostar por mí, por Fotografiar la lluvia, o creer al menos que merecía la pena ser leída, y adquirió algún ejemplar “por voluntad propia”, ya sólo por eso sientes que ha merecido la pena dar el paso. Porque aunque llevo muchos años escribiendo y tratando de mejorar mi estilo, nunca lo había hecho con intención de publicar, ni siquiera cuando escribí la novela tenía intención de moverla, y cuando me lo planteé pensé que se trataba de una locura por mi parte. Me alegro de haber creído en mi locura.

En este año he recibido críticas de muchos tipos y siempre he tratado de tomarlas de forma constructiva; si hay algo que haces bien tienes que tratar de potenciarlo, y si hay algo que haces mal, hay que mejorar. Siempre hay que mejorar. Esto no quiere decir que haya sido impasible ante las opiniones menos favorables, siempre te duele porque están hablando de tu niña, pero la verdad es que tenía tanto miedo ante las críticas (sobre todo por parte de gente conocida), que me ha sorprendido gratamente que la novela haya tenido tan buena acogida, no es que me esperara comentarios destructivos o que me la tiraran por tierra para pisotearla o quemarla, pero sí temía que mi ilusión se desmoronase, y eso no ha sucedido, más bien todo lo contrario.

Tengo que dar las gracias a todos aquellos que han formado parte de este año tan especial, lo primero a la editorial por apostar por autores noveles, y en concreto por mí, o por mi novela, y lo segundo a todos los lectores que me han dejado entrar en sus vidas (me hayan olvidado ya o no). Y por supuesto a todos los amigos que me han apoyado (amigos desde hace años o desde hace poco), y a mi familia porque ha creído ciegamente en este proyecto aun sin saber qué se escondía entre sus hojas. Sin ellos la lucha habría sido más dura, o quizás habría tirado la toalla incluso antes de empezar a luchar.

Ahora tengo que seguir luchando y, por supuesto, seguir escribiendo.