Vivo en un mundo paralelo en el que me dan cita para un día 21 y acudo el 22, un mundo en el que el consumismo me devora a medias, un mundo en el que no tienen cabida la moda ni la prensa rosa.
Vivo en un mundo paralelo cerrado a lo que le suele gustar a una mayoría ruidosa, un mundo en el que se piensa que ciertos artistas están sobrevalorados, que las grandes empresas compran los gustos de la gente y que hemos desaprendido a nadar para dejarnos llevar por la marea. No escucho la música que el resto de la gente, ni veo las mismas películas o series o leo los mismos libros. En mi mundo paralelo, cuando un nombre, un título, un refrán, hace demasiado ruido, lo echo a la trituradora.
En mi mundo paralelo, voy a contracorriente, y dejo entrar a quienes se han colocado boca abajo como yo y ven el mundo del revés; pero también me relaciono con los polizones que no saben si nadar o dejarse llevar en ese transatlántico.
En mi mundo paralelo soy relativamente feliz, porque cada vez es más estrecho y resbaladizo. Estoy tratando de asegurar todas las puertas posibles para que nada extraño se cuele ni nada valioso se escape. No me siento sola pero cada vez me muestro más silenciosa, evitando que las miradas de los otros mundos se posen arrogantes sobre mí.
Para entrar en mi mundo solo tienes que llamar a la puerta y cantar, yo te escucharé y te daré la bienvenida.
Y en tu mundo paralelo te acompaña tu primo, porque allí, donde tú vives, huele a café XD
Oooooh, síiiii jajaja Gracias por acompañarme, primo :-*
Dicen que el que canta su mal espanta, pero a la vez llueve si canta mal, y como tú te llamas Lluvia pues te debe molar. ¿A que estoy como una regadera? Jjejeje es que yo también tengo un mundo en el que los raros son los demás 🙂
Jajaja un poco loca sí que estás 😛 Pero me alegra ver que no soy la única que vive en un mundo paralelo 😉 Me ha encantado tu comentario.
Besos, morena.