No soy muy dada a dar consejos sobre cómo escribir como si de una gurú o una asesora (perdón: coach) me tratara, pero lo que sí me gusta es compartir mi experiencia por si a alguien le pudiera servir. Como se suele decir: “cada maestrillo tiene su librillo”, y a la hora de escribir sucede exactamente lo mismo. No obstante, hay ciertas técnicas o reglas de escritura que nos ayudan a elaborar con más acierto nuestro proyecto.
Lo primero: Cuando una idea nos ronda por la mente o de pronto surge en nuestra cabeza y creemos que podría convertirse en una historia, o complementar alguna en la que estemos trabajando, es importante apuntarla en algún sitio antes de que se nos olvide, nunca se sabe qué puede derivar de ella. A mí me gusta llevar siempre encima alguna libreta pero muchas veces recurro al móvil, ya sea alguna aplicación para procesar textos o una simple nota recordatoria (por ejemplo de la agenda). Hace poco escribí un post hablando de algunas aplicaciones y programas de escritura que nos pueden ser muy útiles para esos momentos de inspiración espontánea. Y es que aunque la idea nos parezca descabellada, o absurda, o sean varias ideas caóticas, os recomiendo tomad nota, no dejéis que esas ideas vuelen y se evaporen; quizás en el momento no os sirvan pero quizá más adelante sí. A veces se puede tirar del hilo y una idea lleva a otra o a otra…
A la hora de desarrollar esa idea o trama, cada uno tenemos nuestra forma de trabajar, pero los escritos por lo general conviene que cumplan la estructura de inicio, nudo y desenlace. Aunque como siempre se suele decir, las reglas están para romperlas… ¿no?
Para crear nuestra historia hay que mascar esa idea y llenarla de personajes, o al menos del principal, pensar en cómo va a ser el/la protagonista y qué es lo que va a sucederle. No es esencial saber de primeras cómo empieza todo, pero sí es aconsejable, por lo menos para mí, decidir el final, es importante saber adónde queremos llegar con la trama. El resto irá surgiendo.
Podemos empezar creando la trama principal, una o varias situaciones que sean las que provocan que el o los protagonistas se vean inmersos en aquella. Por supuesto, dar nombres a esos personajes, decidir su papel en la historia, qué es lo que aportan y qué les sucede. También podemos definirlos físicamente, su historia, aunque este no tenemos por qué contarla en el desarrollo, puede ser algo implícito que hace que el personaje sea como es. Una opción muy útil es crear fichas de los personajes y anotar en ellas tanto el nombre como las características de cada uno. Podemos describirlos físicamente, su forma de actuar y las situaciones que se van sucediendo o las que les han sucedido pero no se van a desarrollar.
Es aconsejable escribir la historia por capítulos y organizar previamente qué va a contener cada uno de ellos. Si van a seguir o no el orden que habías establecido al principio lo podeis decidir al final, depende de si quereis que la historia sea lineal o preferís que dé saltos en el tiempo o lugares, o tal vez jugar con un personaje u otro.
Intentad ser detallistas en lo que contais pero sobre todo mantened una coherencia en la historia, y a ser posible tratad de ser originales, bien en la trama en sí o en la forma de contarla. Podeis por ejemplo mezclar un relato aparentemente normal con algún párrafo que de pronto introduzca algo extraño, diferente o desconcertante y que rompa un poco el ritmo de los acontecimientos, que deje al lector pensativo o expectante, o incluso desconcertado. Seguramente eso despertará su interés.
En cuanto al desenlace, tratad de no ser previsibles, cuanto más sorprendais mejor, pero si sentís que esto os bloquea o no consiguís encontrar el final adecuado, continuad la historia como la teníais prevista y dadle el fin que creais más adecuado o que os haga sentir cómodos. Lo importante es saber transmitir vuestra idea al lector y generar en él algún tipo de emoción. Aunque parezca que habeis finiquitado la historia, teneis tiempo para poder pensar y tal vez cambiar detalles que desemboquen en otro final. Es recomendable de hecho que una vez terminada la dejeis reposar un poco y volváis a ella en algún momento en el que tengais ideas frescas. Revisad, corregid y pulid.
Y sobre todo, no os obsesionéis con escribir la mejor historia, ante todo disfrutad con la creación.