El miércoles 18 asistí a una charla de Lucía Etxebarria en la biblioteca Ramon Llull de Palma acerca de las nuevas relaciones socio-afectivas, a colación de su último libro Más peligroso es no amar. En este, la autora nos ofrece una investigación en torno al poliamor y otros modelos de relación que, como versan en la mayoría de las webs, “probablemente te haga replantearte muchos mitos sobre el amor romántico”.
Ya solo el tema de la charla llamó mi atención, sin haberme leído el libro. El tema del poliamor y de esos ¿nuevos? modelos de amistad o noviazgo es algo que últimamente me interesa bastante; quizá porque me gusta ahondar en nuevas formas de relacionarse entre mis posibles personajes; o por querer romper las reglas; o por ser capaz de novelar esa ¿nueva? realidad sobre la que muchos escritores no parecen interesados en escribir, manteniendo estos, así, los estereotipos románticos —a saber: relación monógama heterosexual en la que existe complicidad, romanticismo, se cumplen las normas establecidas para el hombre y la mujer, etc., etc.
No voy a negar que no me gusta la literatura romántica, o el denominado chick-lit o similar, pero tampoco puedo negar que sí me gustan los momentos románticos en las novelas, porque me gusta el amor, y creo en él —mucho más que en el romanticismo—; sin embargo, cada vez huyo más de los estándares y de las historias netamente románticas hombre-mujer como binomio, como pareja, como estereotipo, como cumplimiento de lo socialmente establecido e impuesto.
Creo que me estoy desviando del tema…
En la ponencia de ayer, Lucía Etxebarria, a colación de su libro —como decía—, nos habló acerca de la realidad de la monogamia como algo no natural en el ser humano, el tiempo que dura el romanticismo (alrededor de tres años) y lo que lo diferencia del amor (entendido este en toda su amplitud); habló también del sexo como parte de nuestra sociedad de consumo, cada vez más contradictorio; de la ruptura de los modelos anticuados de pareja y de esos nuevos, o no tan nuevos, tipos de relaciones que puede que siempre hayan estado ahí pero que o no los veíamos o no se atrevían a mostrarse. En este sentido, nos habla de un armario metafórico.
La autora explicó el poliamor como concepto, y se centró bastante en la sociedad de consumo fácil y rápido, lo que se espera de nosotros como seres sexuales y como seres racionales, las contradicciones en torno a todo ello; habló también de las nuevas vías para relacionarse, centrándose sobre todo en redes sociales o apps como Tinder, Grindr o Wapa.
Terminó su exposición sobre las nuevas relaciones socio-afectivas hablando del anarquismo relacional, y puso como ejemplo a aquellas parejas que no quieren tener hijos. Se trata de un tema complejo que abarca muchas variantes y que apenas pudo desarrollar por falta de tiempo.
Yo me sentí identificada en cuanto a la ruptura del estándar de pareja que nos han vendido, porque por ejemplo: ¿acaso no soy una anarquista relacional por no querer ser madre? He buscado en internet al respecto y he encontrado un amplio abanico de variantes en las relaciones, lo que me ha sorprendido y a la vez intrigado.
Sin duda es un asunto que daba para muchas más horas de exposición, sobre todo teniendo en cuenta el gran desconocimiento que aún tenemos sobre el tema, por falta de información o por simple negación. Y quizás es hora de abrir los ojos y aceptarlo.