Antes de empezar el 2013 tenía muchas expectativas en este año que ahora está a punto de acabar. El motivo principal, como muchos podréis haber imaginado, era mi primera publicación en papel de una novela: “Fotografiar la lluvia“. Durante el año 2012 había estado en contacto con Algón Editores y estaba a punto a firmar el contrato. Estaba esperando el nuevo año como agua de mayo. Incluso me permití la licencia de aventurar una supuesta nueva generación a la que denominé “Generación del 13”, con el beneplácito de mi amiga en las redes y también escritora Sarah Degel. De hecho, ambas hemos publicado por primera vez en este año que ahora termina.
Los primeros meses fueron emocionantes, por ejemplo en febrero tuve la oportunidad de formar parte en Granada de la mesa de presentación de la novela “Las puertas de las rimas”, de Eduardo Ortega, junto a la que iba a ser “mi editorial”. Conocí la ciudad y la editorial por primera vez, y empece a sentirme parte de un sueño literario.
Los primeros seis meses del año han transcurrido entre nervios y mucha expectación, tratando de ser cauta con la publicación del libro, moderando la promoción en las redes hasta estar segura de que todo estaba encauzado y sobre todo deseando tener por fin entre mis manos “mi novela”. Traté incluso de contener la emoción hasta tener confirmada la fecha aproximada de salida, pero cuando vi las primeras galeradas es cuando me di cuenta de que aquello era real: aquellas palabras eran las que yo había escrito, allí figuraba mi nombre, ¡era mi obra! Es difícil describir lo que se siente con estos primeros pasos.
Y en julio, por fin, recibí mis primeros ejemplares. Sabía que a partir de aquel momento tendría que trabajar duro para promocionar la novela y sobre todo que debía superar el miedo ante las primeras criticas. Por fortuna, he de decir que las reseñas han sido buenas, lo cual ayuda mucho a crecer y a querer seguir trabajando en esta profesión tan sufrida. Lo mejor ha sido palpar el orgullo de la gente más cercana, de aquellos que siempre han estado ahí, y la confianza de quienes no me conocían o de aquellos a los que hacía mucho tiempo que no veía. He recibido muchas y buenas sorpresas al respecto. Quiero agradeceros a todos los que siempre habéis estado a mi lado antes y después de la publicación, y a aquellos que sin conocerme de nada habéis creído en mí.
Otro punto que debo destacar con respecto a este tema es el que hecho de que publicar esta novela no solo ha conseguido que empiece a llamarme a mí misma escritora después de tantos años escribiendo (sin intención de publicar) sino el hecho de que “Fotografiar la lluvia” me ha ayudado a liberarme a un poco a mí misma, porque a veces somos nosotros los que nos imponemos los mayores prejuicios.
La segunda parte del año ha transcurrido entre promociones y problemas de salud pero también con nuevos proyectos que espero que se materialicen y den sus frutos no sólo en el próximo año sino también en los venideros.