Nos ha dejado Wes Craven, creador de míticos personajes de terror, o mejor dicho: psicópatas, como Freddy Krueger (Pesadilla en Elm Street) o Ghostface (Scream). Dirigió además otros clásicos como La última casa a la izquierda o Las colinas tienen ojos.
La forma de aterrorizar de Craven era para mi gusto un tanto particular e iba de lo sublime al declive. Me explico: por ejemplo la primera pesadilla de Freddy Krueger es para mí de las mejores películas de terror que he visto, pero según avanzaba la saga y se iba explotando la gallina de los huevos de oro el psicópata dejaba de tener ese punto terrorífico y pasaba a ser una especie de bufón malvado. Algo parecido pasa con la saga ‘Scream’. Además, el gore o la espectacularidad en los asesinatos iban comiéndole el terreno al terror psicológico, que es lo que a mí realmente me gusta. Con esto no quiero menospreciar ni mucho menos el trabajo de Wes Craven, de hecho esa mezcla de terror y humor dio una gran vuelta de tuerca al género.
Tengo especial debilidad por Freddy Krueger, como se puede apreciar en esta foto que me hice junto a su réplica del Museo de Cera de Palma de Mallorca. Es un amor-odio que siento por él desde hace años, desde que cuando de muy pequeñita se coló en mis peores pesadillas como también lo hizo Michael Myers, de la saga Halloween (de John Carpenter); pero al contrario que Myers y su cara blanca como la leche, las pesadillas de la calle Elm se han convertido en mis películas de terror favoritas, a pesar del declive y de ese empeño que están teniendo en los últimos años de reinventar a Krueger (¿por qué, por qué, por quéeee?). La personalidad, maldad, humor y crueldad del hombre de las cuchillas me fascina, cómo Wes Craven logró crear ese mundo, esa historia, esa comunión entre consciencia y mundo onírico en el que ya no sabes distinguir qué es real, cuándo se está despierto y cuándo dormido, cómo un hombre completamente chamuscado, con sombrero, jersey a rayas y un guante con cuchillas casero nos lleva aterrorizando desde los años 80. Esta saga, para mí, es la más mítica, muy por encima de ‘Scream’, pero no es por ella por lo único que tendremos que recordar al recién fallecido director.
Wes Craven dirigió diversas películas de terror (fuera de las sagas), como La serpiente y el arco iris, El sótano del miedo o La maldición, entre otras, y también probó suerte en otros géneros como la comedia de terror en Un vampiro suelto en Brookling, el suspense en Vuelo nocturno o el drama en Música del corazón.
Se ha ido el maestro Craven y deja un poco huérfano el género de terror, porque es complicado ya no solo crear y dirigir películas que perduren en nuestra memoria, que nos marquen y se conviertan en clásicos, sino también crear personajes que alcancen la categoría de mito sin ser reales o estar basados en personajes de carne y hueso (¿o tal vez sí?, glups…)
Calla, calla, qué pena. Me pilló fuera y me enteré a la vuelta. El cine de mi adolescencia se ha ido con él
Besos
La verdad es que sí, toda una generación hemos perdido un hito…
Gracias por comentar. Un abrazo.