El otro día recibí por parte de un amigo un manuscrito para que le eche un vistazo y le dé mi opinión. El leer textos ajenos y comentarlos, ayudar a mejorarlos, es una labor por lo general altruista que muy poca gente está dispuesta a hacer, ya sea por falta de tiempo, porque no quiere meterse en camisa de once varas, porque considera que es complicado ser objetivo, o por el motivo que sea. A mí particularmente me parece una gran responsabilidad, ya que quien te deja en confianza un manuscrito o un texto espera (por lo general) una opinión sincera y constructiva, es difícil tener ya no solo los conocimientos o criterio necesarios sino también tacto para elaborar tu crítica. Y por supuesto: objetividad, por muy amigo tuyo que sea.
Estoy hablando de lo que se conoce como ‘lector beta’ o ‘beta-reader’, ese primer (o segundo, o tercero…) filtro ajeno por el que pasa tu manuscrito, o como aparece en la wikipedia: “una mirada crítica, con el objetivo de mejorar la gramática, ortografía, caracterización y el estilo general de una historia antes de su lanzamiento al público”. Por lo general se suele buscar gente afín, amigos de confianza, pero también hay profesionales que se dedican a ello o voluntarios que se prestan. En este último caso tenemos por ejemplo la web Lectores beta.
Mi propia experiencia me ha enseñado que cuanto menos te conozca el betareader, mejor. Cuando estaba trabajando en la corrección de ‘Fotografiar la lluvia‘, antes de registrarla y enviarla a editoriales, decidí compartirla con un amigo al que prácticamente acababa de conocer a través de internet, mientras buscaba información para el personaje de un nuevo manuscrito que estaba elaborando. Este amigo, que poco sabía sobre mí, sobre mis gustos y mi forma de ser, me realizó un fantástico análisis de la novela y su opinión fue el impulso final que necesitaba para decidirme a luchar por publicarla. Es algo por lo que le estaré eternamente agradecida (¡gracias, Pablo!). Sin embargo, los amigos más cercanos que han leído el libro (una vez publicado, eso sí), por lo general me han identificado con la protagonista de la historia, algo que a mi parecer puede influir mucho en la valoración de un manuscrito. Si creen que están leyendo una historia sobre tu propia vida por mucho que tú te afanes en negarlo, eso les condicionará.
Ahora soy yo quien se mete en el papel de lectora beta, siento la responsabilidad de lo que ello supone y espero ser capaz de “dar la talla”. ¿Alguna sugerencia?
Yo he sido lectora beta por lo menos tres veces, y aprendes mucho con ello. El consejo: sé sincera, las hostias es mejor que se las des tú en privado y que mejore lo que tenga que mejorar, a que se caiga de culo cuando tenga que publicarla. La gente ahí fuera no suele tener mucho tacto y están buscando alguien a quien dirigir su odio, así que es mejor darle una opinión muy realista y constructiva para que cuando su novela salga al mercado esa persona salga completamente convencida del trabajo que ha presentado, y así no le molesten tanto los trolls que hay por ahí adelante. Biquiños!
Tienes mucha razón, la verdad es que es lo mismo que yo espero cuando le dejo leer a alguien algo. Está claro que todos queremos que nos digan lo bien que nos ha quedado el trabajo, pero como tú bien dices, es mejor saber de antemano tanto fallos como aciertos para estar preparados. El problema es lo que a veces cuesta sincerarse por miedo a hacer daño… ¡pero yo no tendré piedad! jajaja ;-P
Besos
A la hora de criticar, o mejor dicho valorar (criticar suena demasiado mal para mi gusto, es muy mezquina esta palabra) hay que tener en cuenta varios factores, ya no tan solo a nivel ortográfico ni gramático, sino al autor, qué tipo de trabajo es y a qué tipo de público va determinado; entre otros. Es decir, se puede ser duro siempre y cuando se haga bien, no vale aquello de decirle que es una mierda y que se dedique a fregar suelos, NO. Unas anotaciones constructivas tienen más efecto que nada.
Por otra parte, el autor debe estar dispuesto a callar a su ego y escuchar lo que tiene que decirle el lector beta.
Pordría entrar en más detalles, pero creo que ya los sabemos.
Buen artículo, Lluvia 😀
¡Besotes!