Tras mucho tiempo pensando en editar mi colección de relatos “Lo que encontré en un cajón” en formato impreso, por fin me he decidido a dar el salto. He aprovechado para darle un buen repaso y subir una segunda edición de la versión digital. Si no lo había revisado y maquetado antes, y puesto a la venta en papel, era más por dejadez que por otra cosa. O mejor dicho: por procrastinación, por ir aplazándolo a “tener tiempo para ello”. Y también porque pensaba “¿y quién lo va a comprar?”.
Colección de relatos y reflexiones atemporales
En esta nueva edición, he concretado que además de cuentos, mi antología incluye reflexiones, porque realmente muchos de los títulos son meras divagaciones. Lo que no he querido incluir (tampoco lo hice en su primera versión) son las fechas en las que fueron escritas, ni las reflexiones ni los relatos. Y hay algunos títulos recuperados incluso de mi época universitaria. Pero quiero mantener la incertidumbre con respecto a eso, ya que no creo que aporte nada interesante a la historia o divagación. Tal vez por el estilo se pueda notar si es más moderno o más antiguo, pero eso tendrá que presuponerlo el lector.
La riqueza de la autopublicación
Uno de los mejores aportes (a mí particularmente) de esta nueva edición es el hecho de haber vuelto a trabajar sobre mi material sin intermediarios, decidiendo yo sola la maquetación, la portada y aprendiendo a utilizar KDP (Kindle Direct Publishing), de Amazon. Y he de reconocer que me ha encantado la experiencia. De hecho, me ha hecho pensar en lo enriquecedor que resulta para el escritor dejar a un lado el escollo y la frustración que conlleva a veces la búsqueda de editorial. Y más aún en estos tiempos, cuando la mayoría de editoriales no aceptan manuscritos que no han solicitado, y las que sí, están saturadas y a veces ni contestan (algunas sí, por fortuna). A eso hay que sumarle el hecho de que con la autopublicación el mayor porcentaje de regalías se las lleva el autor.
Pero no quiero entrar en todas las bonanzas que supone autoeditar, porque creo que eso merece un post aparte.
Lo que encontré en un cajón, recopilé y me subió el ánimo
Así como lo lees. Porque el haber pasado por esta nueva experiencia de haber puesto a disposición del lector mi colección de relatos en papel, bajo demanda, me ha devuelto la ilusión de ver mi trabajo impreso, de forma tangible. De hecho ya me he encargado mi propio ejemplar. Sí, soy de esa vieja escuela a la que le sigue emocionando ver su libro físico y no solo en versión digital en un lector.
Pero a ello hay que sumarle algo más: aprender a usar la plataforma de Amazon KDP me ha hecho reflexionar acerca de mis dos anteriores novelas, publicadas con Algón Editores: Fotografiar la lluvia y Neurogénesis. Puesto que vuelvo a tener los derecho de ambas obras después de que la editorial cerrara, he decidido darles una segunda juventud y subirlas tanto en digital como en papel bajo demanda.
Ya ves que yo también me he lanzado a la aventura de la autopublicación, y la verdad es que estoy muy ilusionada con mis proyectos.
A ello hay que añadir que tengo pendiente una tercera novela en busca de editorial o… ¿quién sabe? Puede que más pronto que tarde también la veas en Amazon u otra plataforma de autoedición, dispuesta a ser devorada por lectores curiosos.
Me encanta que lo hayas publicado en papel, y me siento en deuda contigo, ya sabes a qué me refiero.
¡Enhorabuena!
Besos.
Gracias, guapa 🙂 En cuanto a la deuda pendiente… anotada está ;-P
Besos.