A mucha gente le gusta escribir. No tienen por qué ser escritores o redactores, ni tienen por qué hacerlo bien. Lo importante es escribir, plasmar unas emociones, unas inquietudes, tratar así de liberar el estrés o las preocupaciones a través de las palabras. Se trata, al fin y al cabo, de utilizar la escritura de forma terapéutica.
¿Sabes cómo te puede ayudar la escritura en tu vida diaria?
Desahógate
Todos tenemos un montón de preocupaciones. No siempre son malas pero la mayoría nos agobian, a veces incluso nos estresan o, en el peor de los casos, merman nuestra salud. Escribir esas preocupaciones puede ayudarte a liberar tensión. O puedes probar otra cosa: literaturiza esos agobios, ponlos en boca o en actos de personajes ficticios. ¿No crees que eso te puede ayudar a ver tus problemas desde otra perspectiva?
Escribe como quieras. Las palabras mal sonantes están permitidas, por supuesto. Lo que importa es dejar fluir tus emociones. Libéralas. Quizá de otro modo no sabes canalizarlas, por eso puedes aprovechar la escritura para expresar lo que no te atreves a decir en voz alta.
Liberar tus emociones te ayudará a alejar el estrés y reordenar tus sentimientos o pensamientos.
Conócete a ti mismo
Hazte preguntas.
Pregúntate quién eres, qué es lo que sientes, qué es lo que te preocupa últimamente, qué te suele hacer feliz… Trata de responderte mediante palabras escritas.
Prueba a describirte como si te vieras desde fuera, como si no te conocieras. ¿Cómo te ves a ti mismo? Atrévete y hazlo con sinceridad, pero sin flagelarte, que está demostrado que ese demonio interior tiende a susurramos demasiadas maldades.
Tras hacer esa reflexión sobre ti mismo, ¿por qué no te reinventas? Conviértete en un personaje de ficción y escribe tus propias aventuras. ¿No te apetece crearte un alter ego?, a lo mejor se parece más a ti de lo que crees, y te ayuda a reconciliarte contigo mismo.
Distraete
También puedes probar a escribir algo que no tenga nada que ver con lo que te preocupa. Bajo mi experiencia como escritora te puedo asegurar que crear otros mundos, imaginar otras personas con sus respectivas características y personalidades, hacerles vivir una serie de circunstancias, te ayuda a viajar lejos, olvidarte por momentos de ti mismo.
Prueba a imitar a un escritor que te guste. Atrévete incluso a rehacer alguna historia ya escrita y llévala por el camino que a ti te parezca, crea un fanfic, ¡date ese gusto!
Ponte metas
Puedes dejarte mensajes a ti mismo con propósitos. Haz una lista de lo que te gustaría hacer y después describe cómo podrías conseguirlo. Puedes inventarte el camino, pero cuanto más realista sea más te ayudará a creer que puede llegar a esas metas.
Puedes probar a escribir en un papel todo lo negativo que te rodea. Expláyate al respecto. Y después, rompe ese papel o quémalo. Es un sistema para liberar emociones en el que se considera que soltamos la basura emocional. Después de haberlo hecho, coge otro papel y escribe lo positivo que quieres en tu vida, cómo te gustaría sentirte, cómo quieres ver tu futuro.
Diviértete
Sobre todo, disfruta del proceso. No te preocupes por la calidad, por las faltas de ortografía o por el estilo, tampoco pienses si alguien lo podría leer o no. Recréate en tus palabras, no temas llenar hojas y más hojas, ser incoherente, escribir con una letra desastrosa o hacerlo a ordenador (aunque yo te recomiendo hacerlo a mano, las palabras fluirán mejor). Recuerda que estás usando la escritura como terapia. Así que llévala a tu terreno y libérate.
Como colofón, me gustaría compartir contigo un tuit que publicó hace unos días El Taller Literario con una frase de Louis L’amour que me hizo reflexionar:
Empieza a escribir, no importa lo que sea. El agua no empieza a fluir hasta que no se abre el grifo.
Espero que después de todos estos consejos te hayas animado a escribir. ¡Ánimo!
Doy fe de que todo cuanto dices es cierto.
Yo misma crecí escribiendo cuando las emociones me desbordaban, tanto las buenas como las que no me gustaban tanto y para mí, casi puede decirse que, a veces, era una necesidad.
En mi caso escribía poemas y canciones y, también a veces, escribía a modo de diario. Pero como dices, lo importante es escribir.
Ahora, en otro momento de mi vida, vuelve a surgir de nuevo con fuerza la idea de escribir, aunque esta vez, una novela.
No se me ocurre mejor vehículo de expresión que las palabras cuando brotan directamente de tu interior y sí, escribir sirve para todo eso que dices de una vez: desahogarte, conocerte a ti misma, divertirte…
Un gran post, Lluvia, y una estupenda propuesta. Me ha encantado y lo ratifico en su totalidad.
Dejaré que me lleven las musas 🙂
¡Gracias por compartir!
Gracias por tus palabras, Esther. Me alegra que para ti la escritura también tenga esa parte terapéutica. Te animo a que te embarques en la aventura de escribir una novela, y que disfrutes el proceso, que es muy importante. Ya me contarás.
Besos :-*