El pasado mes de enero realicé un taller intensivo de escritura y creatividad impartido por Lucía Etxebarria en la Llibreria Lluna, de Palma, durante un fin de semana. Lejos de ser un taller al uso en el que se nos dieran unas pautas para poder escribir con coherencia o saber estructurar una historia, en lo que Etxebarria puso mucho énfasis fue en ayudarnos a superar posibles bloqueos (como era mi caso) y saber canalizar nuestra propia experiencia a través de ejercicios gestálticos.
Gran grupo de talentos en el taller de relatos que ha impartido este fin de semana Lucía Etxebarria en la Llibreria… pic.twitter.com/2iqRIraCSq
— Lluvia Beltrán (@lluviapics) 23 de enero de 2017
No quiero entrar demasiado en las técnicas o los métodos utilizados en el curso, creo que es algo que ha de descubrir quien tenga la oportunidad de participar en el mismo (podéis consultar próximas fechas y ciudades en su fanpage), pero sí puedo confirmar que, personalmente, la experiencia me ha servido de mucho: no solo conseguí comprender lo que me estaba bloqueando sino que fui capaz de escribir de forma fluida dos cuentos, uno de ellos en tono infantil (algo nuevo y complicado para mí).
Además de esto, en lo que Lucía Etxebarria hizo especial hincapié, y lo cual considero esencial, fue en el tema ortográfico y de puntuación. Previamente al taller, nos facilitó unas reglas de la RAE acerca del uso correcto de la coma, las comillas, los puntos, etc. Y asimismo nos recomendó un par de obras al respecto, que bien podrían ser un libro de cabecera. Uno de ellos es Manual para escritores y no escritores, de Silvia Adela Kohan, el cual explica muy bien cómo puntuar no solo relatos o novelas sino también artículos, mails u otros escritos. Y es que el tema de la puntuación es esencial. Si lo pensamos bien, nuestro propio estilo puede estar en la forma de puntuar, por encima del tono o lenguaje que utilizamos.
Salí del taller muy satisfecha y con ganas de escribir, con la certeza de que conseguiría superar el bloqueo que me está impidiendo sacar con fluidez la novela que tengo entre manos. También, encantada por haber conocido de otra forma a Lucía Etxebarria, lejos de la figura televisiva, que no le hace justicia. Y por supuesto, encantada igualmente con la gente con la que compartí la experiencia y con quienes lo hicieron posible.